(Nadal 2011)
Queridos niños: Soy la Magia del Espíritu de la Navidad.
Soy mágica, fantástica, espléndida, y aparentemente minúscula y utópica.
Algunos me toman por decrépita y, a veces, hasta ridícula.
Otros opinan que puedo provocar desánimo y un éxtasis estúpido que puede dejar atónito o inducir a lo dramático.
También dicen que mi dialéctica es de una estética excesivamente cándida y estática, que provoca una atmósfera que puede inducir a la lágrima.
Soy cómplice de una fábula que en el fondo tiene una ética balsámica y bellísima.
Pretendo crear una atmósfera mística, melódica y romántica.
Vivo en el átomo, el paréntesis, el muérdago y el cántico.
Tengo una acústica angélica, repleta de música melódica, unísona y romántica.
Pienso que ignorarme sería insólito, patético, monótono y estúpido.
Y sé que mi código es cálido, didáctico, íntimo, nítido, poético y bellísimo.
Y mi nombre crea un círculo fantástico con una dinámica armónica y tiernísima.
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