miércoles, 5 de marzo de 2014

LA VIDA Y LA MUERTE... DOS PARTES DE UN TODO...

La vida parece, a veces, estar llena de contradicciones... 

Ayer tuvimos que ir a despedir a una niña que estaba a punto de cumplir cuatro años.

La entereza de los padres en ese momento y durante el proceso de la enfermedad es digna de persona
s muy grandes. Y su relato fue de lo más duro, realista, sabio y enternecedor que jamás me podía imaginar.

Para mí, lo peor que le puede pasar a una persona es tener que despedir a un hijo. Y ayer, ver a aquellos padres, con el dolor más grande del mundo clavado en el alma, conformados, enteros, sabiendo y explicando que le puede tocar a cualquiera y que esta vez les había tocado a ellos… Diciendo que pedían un milagro, porque cada día ocurren los milagros, pero que, hay tantos niños enfermos en los hospitales, que hay demasiadas solicitudes para tan poco milagros como se conceden… Que habían querido donar los órganos de su hija para que algún otro niño pudiera seguir viviendo, pero que no lo pudieron hacer porque había estado tratada con quimioterapia… Explicando que los niños son tan fuertes, tan sabios, tan maestros, que saben adaptarse y aceptar la situación de tal forma que los padres no pueden no dar la talla al lado de esos pequeños atletas corredores de fondo en la carrera por la vida…
Porque los niños, todos los niños enfermos del hospital, son atletas de lujo, que corren y saltan los mayores obstáculos para ganar la medalla de la vida.

La tarde de ayer, soleada y la acera, llena de almendros en flor…, la noche, con una luna de plata y el cielo lleno de estrellas… y esta mañana, el cielo, después del viento, totalmente azul… con un sol lleno de luz y de vida… eran el retrato de la vida brotando por todos los rincones.

Esas imágenes me han hecho sentir profundamente los contrastes de la vida. Porque esas imágenes eran de la misma vida, en su ciclo sin fin, avanzando pausada, pero constante y firme, como ajena a lo que pasa en su seno y al lado de la vida que se ha acabado justo cuando estaba empezando. Justo cuando empezaba a brotar… Este contraste, me ha hecho sentir muy extraña...

Realmente, la vida y la muerte son dos partes de un mismo todo que bailan permanentemente juntas en el mismo escenario. 
Y nosotros, que nos creemos tan grandes, tan poderosos, pensamos que podemos dirigir la danza… pero no es así. No. No lo es...

Ellas, la vida y la muerte, deciden la danza que representan. Y nosotros…? nosotros somos meros espectadores.

No tengo palabras de consuelo para estos padres. Creo que no las hay… Pero deseo que, en algún lugar del mundo, exista consuelo para ellos.

Y les doy las gracias a los padres, porque con su entereza, me mostraron con tanta ternura y tanto amor la parte más dura de la vida. Y a esa niña, que estaba esperando su cuarto cumpleaños, que ha sabido luchar hasta el final con la mayor fuerza, dignidad y adaptación que se puede tener.