miércoles, 9 de septiembre de 2015

MIENTRAS TÚ VIAJAS...

MIENTRAS TÚ VIAJAS…



A mi hija Elisabet.
Mujer. Madre.
Respetuosa, conocedora y admiradora de la formación, de las estructuras
y de los misterios de la Madre Tierra.

Y hoy, gran madre.
Geóloga-co-formadora de la vida que crece en su vida.





Había una vez…

Había una vez esta vez.
Esta vez en la que yo querría saberte contar el cuento que pudiera ser la historia más hermosa del mundo.

Y esta vez, no sé cómo empezar. Porque tengo la sensación de que este cuento tú ya te lo sabes. Y yo, que ya he crecido algo, todavía pienso con frecuencia que los cuentos son para los niños… olvidando que en realidad son para despertar a los mayores.

Y tal vez por eso me resisto. Y sigo queriéndote contar un cuento. Y quisiera que este cuento fuera lahistoriamáshermosadelmundo.


Sé que, como todos los seres que están recorriendo el viaje hasta nuestro mundo visible, sabes de dónde vienes. Y que también sabes a dónde vas.

Y sé que eres, como todos los niños, mensajero y maestro de amor. Un peregrino en el camino de la vida. Portador de la Sonrisa de Dios, que te besó antes de emprender este viaje y que ha dejado grabada en ti la melodía de su Luz.


Y que formas parte de la geología de la vida.
Que conoces profundamente la formación de tu esencia. Y las eras de tu Esencia en el tiempo y el espacio.

Sé que sabes que formas parte de esta maravillosa naturaleza, de trocitos de los trocitos de Luz que forman el Todo. Ese Todo que, a veces, nos parece inarmónicamente armónico…

Pero que, como ajeno a nosotros, existe y avanza con su ritmo, su perfección y su belleza. Y también sus misterios.

Y que sabes, también, que en todos esos trocitos habita el Amor. En la semilla de la Flor de la Vida. La que lleva en el centro de sí misma la pura esencia de cada Ser, la que ha de dar frutos de amor al llegar a destino, según dice tu manual de viaje. La que esparcirás a lo largo de tu camino como peregrino de esta vida a la que estás a punto de llegar.


No sé si será simplemente el azar… pero es curioso, y hermoso, que tu vida haya empezado exactamente en la misma fecha en la que, unos años antes, empezó la de tu mamá. No sé si la coincidencia en las fechas es simple casualidad… o si es la causalidad la que ha movido los hilos de tu existencia.
Sé que tú sabes el porqué. Sé que tú hoy sabes cosas que yo no sé.


Cuando llegues aquí, cuando termine tu viaje con destino a la vida, me encantará contarte muchas cosas. Verte descubrir la vida y redescubrirla contigo. Seré muy feliz con ello.

Y yo intentaré explicarte ahora parte de lo que vas a ver aquí, como se lo expliqué a mi primer nieto, que llegó un año antes que tú. Y es que tú, gracias a Dios, vas a ver lo mismo que él.


Tú vas a llegar aquí hacia el final de la estación del otoño. Esa estación en la que se recogen los frutos trabajados y en la que los árboles se preparan para resistir el frío del invierno y sus hojas se convierten en una especie de mariposas con muchos tonos de amarillo que forman unas alfombras muy bonitas en las calles y en los bosques.

Antes de que caiga la última hoja de los árboles, tú ya estarás entre nosotros.
Entonces, cuando tú nazcas, los árboles dejarán volar todas sus mariposas en señal de fiesta y se prepararán para vestirse de verde cuando llegue la primavera.


Los árboles son unas plantas muy grandes. Se visten y se desnudan de hojas y nos dan sombra, frutos y flores. Son unos grandes amigos que muchas veces nos acompañan durante toda nuestra vida. Ellos no pueden andar. Siempre están en el mismo sitio. Echan sus raíces en un sitio y permanecen en él toda su vida. Es como si tuvieran un compromiso con ese trozo de tierra. Sus brazos se llaman ramas, y en ellas construyen los pájaros sus nidos. Los árboles son grandes amigos y Maestros.

Los pájaros son tan bonitos… Ellos no caminan como nosotros. Ellos tienen dos alas que les permiten planear y volar. Y su vuelo es una especie de danza que hacen mientras van cantando. Nosotros no podemos volar con el cuerpo… pero podemos hacerlo con la mente, que es invisible y libre. Es muy divertido, porque con la mente puedes desplazarte a donde tú quieras.

Creo que me estoy desordenando… Pero es que quisiera explicarte tantas cosas, que están aquí todas empujando juntitas para aparecer.


Aquí, en el planeta Tierra, estamos en el año 2015 de nuestra era. Y este es el año en el que tú vas a nacer. 

Cuando nazcas, vamos a ser muy felices, porque llevamos mucho tiempo esperándote.
Es posible que, de la alegría, lluevan de las nubes margaritas amarillas. Para nosotros, para nuestra Tribu, que es la tuya, que lluevan de las nubes margaritas amarillas es un símbolo de esperanza y de ilusión. Y tú vas a hacer que este 2015 sea un año de mucha ilusión en nuestras vidas.

En esta vida visible, tenemos tiempo y espacio. Y tú, aunque no hayas nacido a la vida visible, ya estás dentro de esas dos dimensiones.

Cuando seas más mayor, ya te enseñaremos cómo se miden tanto el tiempo como el espacio. Aunque he de decirte que los dos son un tanto extraños y a veces inclinan a la filosofía, que es algo que ya entenderás después.

Los principales espacios que tenemos aquí, son: arriba y abajo.

Arriba es lo que nosotros llamamos cielo. Y en el cielo, que básicamente es de colores azules, pero que a veces se viste de fiesta y se pinta con más colores, están el sol, la luna, las estrellas, las nubes. Y el aire, que no se ve y que también puede estar abajo.

Las estrellas tienen nombre propio. A mí me gusta mucho ver una que es muy especial y que se llama el lucero del alba o la estrella de la mañana. Me gusta porque es la mensajera que anuncia el final de la noche y el principio del día. Cuando ella empieza a brillar y a sonar, el cielo y la luna cambian de color. Vive muy cerca de la luna.

Otra estrella es el sol. El sol parece muy grande, pero no es la más grande. Lo que pasa es que es la estrella que está más cerca de nosotros, y cuando las cosas están cerca se ven más grandes. Es la estrella que nos da la vida. Nos da la luz del día y nos permite ver los colores de las cosas.

Cada día el sol se va a dormir. Entonces, el cielo se llena de lucecitas. Esas lucecitas son las estrellas. Son muy bonitas y a los hombres nos gusta mucho verlas en el cielo por las noches.  No estoy segura, pero yo pienso que algunas estrellas son suspiritos y bostezos que hace el sol mientras se duerme entre las nubes. También pienso que las estrellas tienen música. Yo creo que es la música de su luz. Estoy segura de que en muchos momentos de tu vida la oirás. Y te encantará!

Las nubes, que también están en el cielo, son muy bonitas y se desplazan. Porque las mueve el viento, que es invisible. Invisible quiere decir que no se ve con los ojos de la cara.

Aunque parezcan de algodón, dicen que las nubes están hechas de vapor de agua. Yo creo que, a veces, jugando, con las risas hacen mucho más vapor de la cuenta y se llenan tanto que no pueden con el agua y dejan caer lo que les sobra. Entonces… cierran los ojos y, a través de sus pestañas, cae agua abajo. Nosotros decimos que llueve.

Si mientras está lloviendo el sol se asoma y sonríe, en el cielo hacen una fiesta. En ese momento ponen una guirnalda muy grande que se llama Arco Iris o Arc de Sant Martí, que tiene todos los colores y una forma muy bonita.

La luna también vive en el cielo. Es preciosa y tiene algo de magia. Se despierta cuando el sol se va a dormir y se va a dormir cuando el sol se despierta. Yo creo que la luna se cansa de estar siempre igual y que es por eso que cambia tanto de forma. Muchas veces es muy grande y redonda, otras veces sólo vemos la mitad y otras es una ondita muy fina de luz. A veces, no sé por qué, no se deja ver. Dicen que está preparándose para salir nueva.

En realidad, todo lo del cielo es un poco extraño, porque como que está muy lejos, no lo podemos tocar. Creo que debe de ser divertido estar ahí, pero no te lo puedo asegurar, porque yo no he estado nunca. El cielo está muy lejos.

Cuando una persona se queda quieta mucho rato mirando al cielo, dicen que se ha quedado encantada y que no se entera de lo que pasa a su alrededor.
A mí me gusta mucho mirar al cielo y encantarme. Un día, si quieres, lo miramos y nos encantamos. Es muy divertido.

Lo que hay abajo sí que lo podemos tocar, porque nosotros estamos abajo. Está muy adornado. Hay muchos colores y tenemos flores, árboles, bosques, montañas, mares, animales y muchas cosas más.

Me gustaría que supieras de las flores. Crecen de unas bolitas muy pequeñas que se llaman semillas. Y son preciosas y de muchos colores. A veces, las flores parecen frágiles, pero son muy fuertes. Trátalas siempre con mucho cuidado y cariño. Algunas sólo viven un día, pero su camino hasta formarse ha sido largo y han hecho un gran esfuerzo. Hay que respetarlas. Debes ir con mucho cuidado para no pisar las flores que te encuentres en tus caminos.

Quiero explicarte qué es el mar. Es como el cielo, pero está abajo y tiene sonido y movimiento. Es de agua. Inmenso, que quiere decir que es muy grande. Y suele ser de color azul, aunque a veces un poco verdoso. Sabe y huele a salado y se mueve rítmicamente mientras va haciendo unos dibujos que se llaman olas y que saltan y tienen un sonido relajante y atrayente.

Yo divido el mar en tres partes: orilla, mar y raya. La orilla es el sitio en el que se mezclan la tierra y el mar. Ahí es donde las olas llegan y se van. Sin parar. Como si fuera una danza sin fin.

El mar es todo el trozo de agua. Ahí están las olas. Y suena bonito.

Y la raya es una línea horizontal que se ve al final del mar y que parece que se junte con el cielo aunque, en realidad, no es así. La raya se llama horizonte y tiene una magia especial cuando la miras. Parece el final del mar, pero no lo es. Eso forma parte de su misterio.

A veces, en el mar, se ven barcos. Algunos son muy grandes y otros muy pequeños. Es tan grande el mar, que parece que los barquitos pequeños no lo puedan navegar. Pero yo te aseguro que, si se rema y se trabaja con paciencia, los barquitos chiquititos pueden navegar y cruzar los mares.
Lo he visto muchas veces.


Me gustaría explicarte tantas cosas… Te querría hablar de los sonidos, de los colores, de las caricias, de las sonrisas, de las palabras… … … de los sentimientos…

Querría decirte que es muy importante que sepas diferenciar entre ver y mirar, porque no es lo mismo. Que sepas ver siempre con los ojos del corazón, que son los que tienen más capacidad de ver.

Que sepas escuchar, que no es lo mismo que oír. Y que lo sepas hacer desde tu esencia.

Que cultives la ternura, que es como la sonrisa del alma.

Que sonrías. Que sonrías mucho. Que sonrías siempre.
La sonrisa es un gesto que se hace con la cara, pero que sale de dentro de la persona. Es algo así como cuando habla el alma. Pero como que el alma no tiene voz, se expresa, a veces, con la sonrisa.
Y quiero que sepas que sonreír es una manera preciosa de decir “tequiero”.

Quería hablarte de los sentimientos. Son como las semillas de nuestro ser. Son los que nos hacen vibrar por dentro y forman la música de nuestra esencia más profunda.
Entre todos los sentimientos, el más grande, el que más acaricia los corazones, es el del amor.
Siéntelo. Cúidalo. Cultívalo. Vive en él.


Te contaría tantas cosas… que no sé qué contarte.
Sólo decirte que te quiero, que te queremos.
Que aquí te espera mucho, mucho amor.

Sé que, como todos los seres que están recorriendo el viaje hasta nuestro mundo visible, sabes de dónde vienes. Y que también sabes a dónde vas.

Y sé que eres, como todos los niños, mensajero y maestro de amor. Un peregrino en el camino de la vida. Portador de la Sonrisa de Dios, que te besó antes de emprender este viaje y que ha dejado grabada en ti la melodía de su Luz.

Y que formas parte de la geología de la vida.


Pido al cielo que siempre haya una luz que marque tus caminos, y que los vientos soplen a tu favor.
Y que la Sonrisa de Dios, el Alma del Universo, te bese por siempre.


Te quiero.
Abu  
Setiembre de 2015

https://youtu.be/mBOJjDXi14I