MIENTRAS TÚ VIAJAS…
A mi hija Elisabet.
Mujer. Madre.
Respetuosa, conocedora y admiradora de la
formación, de las estructuras
y de los misterios de la Madre Tierra.
y de los misterios de la Madre Tierra.
Y hoy, gran madre.
Geóloga-co-formadora de la vida que crece en su
vida.
Había una vez…
Había una vez esta vez.
Esta vez en la que yo
querría saberte contar el cuento que pudiera ser la historia más hermosa del
mundo.
Y esta vez, no sé cómo
empezar. Porque tengo la sensación de que este cuento tú ya te lo sabes. Y yo,
que ya he crecido algo, todavía pienso con frecuencia que los cuentos son para
los niños… olvidando que en realidad son para despertar a los mayores.
Y tal vez por eso me
resisto. Y sigo queriéndote contar un cuento. Y quisiera que este cuento fuera
lahistoriamáshermosadelmundo.
Sé que, como todos los
seres que están recorriendo el viaje hasta nuestro mundo visible, sabes de
dónde vienes. Y que también sabes a dónde vas.
Y sé que eres, como
todos los niños, mensajero y maestro de amor. Un peregrino en el camino de la
vida. Portador de la Sonrisa de Dios, que te besó antes de emprender este viaje
y que ha dejado grabada en ti la melodía de su Luz.
Y que formas parte de
la geología de la vida.
Que conoces
profundamente la formación de tu esencia. Y las eras de tu Esencia en el tiempo
y el espacio.
Sé que sabes que formas
parte de esta maravillosa naturaleza, de trocitos de los trocitos de Luz que
forman el Todo. Ese Todo que, a veces, nos parece inarmónicamente armónico…
Pero que, como ajeno a
nosotros, existe y avanza con su ritmo, su perfección y su belleza. Y también sus
misterios.
Y que sabes, también,
que en todos esos trocitos habita el Amor. En la semilla de la Flor de la Vida. La que lleva en el centro de sí misma la pura esencia de cada Ser, la que ha de dar frutos de amor al llegar a destino, según dice tu manual de viaje. La que esparcirás a lo largo de tu camino como peregrino de esta vida a la que estás a punto de llegar.
No sé si será
simplemente el azar… pero es curioso, y hermoso, que tu vida haya empezado
exactamente en la misma fecha en la que, unos años antes, empezó la de tu mamá.
No sé si la coincidencia en las fechas es simple casualidad… o si es la
causalidad la que ha movido los hilos de tu existencia.
Sé que tú sabes el porqué.
Sé que tú hoy sabes cosas que yo no sé.
Cuando llegues aquí,
cuando termine tu viaje con destino a la vida, me encantará contarte muchas
cosas. Verte descubrir la vida y redescubrirla contigo. Seré muy feliz con
ello.
Y yo intentaré
explicarte ahora parte de lo que vas a ver aquí, como se lo expliqué a mi
primer nieto, que llegó un año antes que tú. Y es que tú, gracias a Dios, vas a
ver lo mismo que él.
Tú vas a llegar aquí
hacia el final de la estación del otoño. Esa estación en la que se recogen los
frutos trabajados y en la que los árboles se preparan para resistir el frío del
invierno y sus hojas se convierten en una especie de mariposas con muchos tonos
de amarillo que forman unas alfombras muy bonitas en las calles y en los
bosques.
Antes de que caiga la
última hoja de los árboles, tú ya estarás entre nosotros.
Entonces, cuando tú
nazcas, los árboles dejarán volar todas sus mariposas en señal de fiesta y se
prepararán para vestirse de verde cuando llegue la primavera.
Los árboles son unas
plantas muy grandes. Se visten y se desnudan de hojas y nos dan sombra, frutos
y flores. Son unos grandes amigos que muchas veces nos acompañan durante toda
nuestra vida. Ellos no pueden andar. Siempre están en el mismo sitio. Echan sus
raíces en un sitio y permanecen en él toda su vida. Es como si tuvieran un
compromiso con ese trozo de tierra. Sus brazos se llaman ramas, y en ellas construyen
los pájaros sus nidos. Los árboles son grandes amigos y Maestros.
Los pájaros son tan
bonitos… Ellos no caminan como nosotros. Ellos tienen dos alas que les permiten
planear y volar. Y su vuelo es una especie de danza que hacen mientras van
cantando. Nosotros no podemos volar con el cuerpo… pero podemos hacerlo con la
mente, que es invisible y libre. Es muy divertido, porque con la mente puedes
desplazarte a donde tú quieras.
Creo que me estoy
desordenando… Pero es que quisiera explicarte tantas cosas, que están aquí
todas empujando juntitas para aparecer.
Aquí, en el planeta
Tierra, estamos en el año 2015 de nuestra era. Y este es el año en el que tú
vas a nacer.
Cuando nazcas, vamos a ser muy felices, porque llevamos mucho
tiempo esperándote.
Es posible que, de la alegría, lluevan de las nubes
margaritas amarillas. Para nosotros, para nuestra Tribu, que es la tuya, que
lluevan de las nubes margaritas amarillas es un símbolo de esperanza y de
ilusión. Y tú vas a hacer que este 2015 sea un año de mucha ilusión en nuestras
vidas.
En esta vida visible,
tenemos tiempo y espacio. Y tú, aunque no hayas nacido a la vida visible, ya
estás dentro de esas dos dimensiones.
Cuando seas más mayor,
ya te enseñaremos cómo se miden tanto el tiempo como el espacio. Aunque he de
decirte que los dos son un tanto extraños y a veces inclinan a la filosofía,
que es algo que ya entenderás después.
Los principales
espacios que tenemos aquí, son: arriba y abajo.
Arriba es lo que
nosotros llamamos cielo. Y en el cielo, que básicamente es de colores azules,
pero que a veces se viste de fiesta y se pinta con más colores, están el sol,
la luna, las estrellas, las nubes. Y el aire, que no se ve y que también puede
estar abajo.
Las estrellas tienen
nombre propio. A mí me gusta mucho ver una que es muy especial y que se llama
el lucero del alba o la estrella de la mañana. Me gusta porque es la mensajera
que anuncia el final de la noche y el principio del día. Cuando ella empieza a
brillar y a sonar, el cielo y la luna cambian de color. Vive muy cerca de la luna.
Otra estrella es el sol.
El sol parece muy grande, pero no es la más grande. Lo que pasa es que es la
estrella que está más cerca de nosotros, y cuando las cosas están cerca se ven
más grandes. Es la estrella que nos da la vida. Nos da la luz del día y nos
permite ver los colores de las cosas.
Cada día el sol se va a
dormir. Entonces, el cielo se llena de lucecitas. Esas lucecitas son las
estrellas. Son muy bonitas y a los hombres nos gusta mucho verlas en el cielo
por las noches. No estoy segura, pero yo
pienso que algunas estrellas son suspiritos y bostezos que hace el sol mientras
se duerme entre las nubes. También pienso que las estrellas tienen música. Yo
creo que es la música de su luz. Estoy segura de que en muchos momentos de tu
vida la oirás. Y te encantará!
Las nubes, que también
están en el cielo, son muy bonitas y se desplazan. Porque las mueve el viento,
que es invisible. Invisible quiere decir que no se ve con los ojos de la cara.
Aunque parezcan de
algodón, dicen que las nubes están hechas de vapor de agua. Yo creo que, a
veces, jugando, con las risas hacen mucho más vapor de la cuenta y se llenan
tanto que no pueden con el agua y dejan caer lo que les sobra. Entonces…
cierran los ojos y, a través de sus pestañas, cae agua abajo. Nosotros decimos
que llueve.
Si mientras está
lloviendo el sol se asoma y sonríe, en el cielo hacen una fiesta. En ese
momento ponen una guirnalda muy grande que se llama Arco Iris o Arc de Sant
Martí, que tiene todos los colores y una forma muy bonita.
La luna también vive en
el cielo. Es preciosa y tiene algo de magia. Se despierta cuando el sol se va a
dormir y se va a dormir cuando el sol se despierta. Yo creo que la luna se
cansa de estar siempre igual y que es por eso que cambia tanto de forma. Muchas
veces es muy grande y redonda, otras veces sólo vemos la mitad y otras es una
ondita muy fina de luz. A veces, no sé por qué, no se deja ver. Dicen que está
preparándose para salir nueva.
En realidad, todo lo
del cielo es un poco extraño, porque como que está muy lejos, no lo podemos
tocar. Creo que debe de ser divertido estar ahí, pero no te lo puedo asegurar,
porque yo no he estado nunca. El cielo está muy lejos.
Cuando una persona se
queda quieta mucho rato mirando al cielo, dicen que se ha quedado encantada y
que no se entera de lo que pasa a su alrededor.
A mí me gusta mucho mirar al
cielo y encantarme. Un día, si quieres, lo miramos y nos encantamos. Es muy
divertido.
Lo que hay abajo sí que
lo podemos tocar, porque nosotros estamos abajo. Está muy adornado. Hay muchos
colores y tenemos flores, árboles, bosques, montañas, mares, animales y muchas
cosas más.
Me gustaría que
supieras de las flores. Crecen de unas bolitas muy pequeñas que se llaman
semillas. Y son preciosas y de muchos colores. A veces, las flores parecen
frágiles, pero son muy fuertes. Trátalas siempre con mucho cuidado y cariño. Algunas
sólo viven un día, pero su camino hasta formarse ha sido largo y han hecho un
gran esfuerzo. Hay que respetarlas. Debes ir con mucho cuidado para no pisar
las flores que te encuentres en tus caminos.
Quiero explicarte qué
es el mar. Es como el cielo, pero está abajo y tiene sonido y movimiento. Es de
agua. Inmenso, que quiere decir que es muy grande. Y suele ser de color azul,
aunque a veces un poco verdoso. Sabe y huele a salado y se mueve rítmicamente
mientras va haciendo unos dibujos que se llaman olas y que saltan y tienen un
sonido relajante y atrayente.
Yo divido el mar en
tres partes: orilla, mar y raya. La orilla es el sitio en el que se mezclan la
tierra y el mar. Ahí es donde las olas llegan y se van. Sin parar. Como si
fuera una danza sin fin.
El mar es todo el trozo
de agua. Ahí están las olas. Y suena bonito.
Y la raya es una línea
horizontal que se ve al final del mar y que parece que se junte con el cielo
aunque, en realidad, no es así. La raya se llama horizonte y tiene una magia
especial cuando la miras. Parece el final del mar, pero no lo es. Eso forma
parte de su misterio.
A veces, en el mar, se
ven barcos. Algunos son muy grandes y otros muy pequeños. Es tan grande el mar, que parece que los barquitos pequeños no lo puedan navegar. Pero yo te aseguro que, si se rema y se trabaja con paciencia, los barquitos chiquititos pueden navegar y cruzar los mares.
Lo he visto muchas veces.
Me gustaría explicarte
tantas cosas… Te querría hablar de los sonidos, de los colores, de las
caricias, de las sonrisas, de las palabras… … … de los sentimientos…
Querría decirte que es
muy importante que sepas diferenciar entre ver y mirar, porque no es lo mismo.
Que sepas ver siempre con los ojos del corazón, que son los que tienen más
capacidad de ver.
Que sepas escuchar, que
no es lo mismo que oír. Y que lo sepas hacer desde tu esencia.
Que cultives la
ternura, que es como la sonrisa del alma.
Que sonrías. Que
sonrías mucho. Que sonrías siempre.
La sonrisa es un gesto que se hace con la
cara, pero que sale de dentro de la persona. Es algo así como cuando habla el
alma. Pero como que el alma no tiene voz, se expresa, a veces, con la sonrisa.
Y quiero que sepas que sonreír es una manera preciosa de decir “tequiero”.
Quería hablarte de los
sentimientos. Son como las semillas de nuestro ser. Son los que nos hacen
vibrar por dentro y forman la música de nuestra esencia más profunda.
Entre todos los sentimientos,
el más grande, el que más acaricia los corazones, es el del amor.
Siéntelo.
Cúidalo. Cultívalo. Vive en él.
Te contaría tantas
cosas… que no sé qué contarte.
Sólo decirte que te
quiero, que te queremos.
Que aquí te espera
mucho, mucho amor.
Sé que, como todos los
seres que están recorriendo el viaje hasta nuestro mundo visible, sabes de dónde
vienes. Y que también sabes a dónde vas.
Y sé que eres, como
todos los niños, mensajero y maestro de amor. Un peregrino en el camino de la
vida. Portador de la Sonrisa de Dios, que te besó antes de emprender este viaje
y que ha dejado grabada en ti la melodía de su Luz.
Y que formas parte de
la geología de la vida.
Pido al cielo que siempre
haya una luz que marque tus caminos, y que los vientos soplen a tu favor.
Y que la Sonrisa de
Dios, el Alma del Universo, te bese por siempre.
Te quiero.
Abu
Setiembre de 2015
https://youtu.be/mBOJjDXi14I
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