jueves, 24 de abril de 2014

PENSANDO EN TI

PENSANDO EN TI...


A mi hija Núria.
Viva y portadora de vida.



Había una vez…

Había una vez en la que yo quería contarte un cuento.
El que contara la historia más hermosa del mundo.
Esa vez es esta vez.
Y ese cuento es para ti.

No te veo ni te oigo, pero sé que tu corazón late.
Y sé que vas de la mano de la vida, que te da forma y te hace crecer.
En la forma y en el fondo.
Y sé que, aunque no me oigas ni me leas, puedes oír mi corazón,
porque los cuentos, que siempre tienen trozos de magia, son capaces de llevar los mensajes a su destino.
Sé que este cuento te gustará. Porque a todos los niños del mundo les gusta que les cuenten cuentos.
Los mayores pensamos con frecuencia que los cuentos son para dormir a los niños. Pero no es así. En realidad, los cuentos son para despertarlos. Y es que los cuentos, despiertan muchas cosas.

Así, en el mundo de la magia, empieza tu cuento. Y dice…

Había una vez un Ser que salió de la Estación de la Vida Invisible, aquella que está en una dimensión fuera del Tiempo y el Espacio, con destino a la Estación de la Vida Visible, la que está dentro de una dimensión con Tiempo y Espacio.
Ese Ser ya era. Y ya tenía esencia propia. Ya conocía muchos secretos de la vida y del amor y sabía leer entre las líneas del Tiempo.

Había emprendido el viaje con la semilla de la Sonrisa de la Luz
en su Alma. Y sabía que esa semilla germinaría en su corazón y daría frutos de amor que tenía que esparcir y sembrar en su viaje por los corazones al llegar a la Estación de la Vida Visible... esa que tiene Tiempo y Espacio.

Y esa vez, el Ser viajaba de nuevo con equipaje propio. Y, como todos los seres que nacen a la Vida Visible, viajaba para cumplir y dejar escrita su Misión Personal. Para ello, antes de iniciar el Viaje, había recibido los Dones y las Herramientas para que su Alma pudiera cumplir su Misión Personal: esparcir esos dones en su viaje por los corazones y sembrar su camino con semillas de amor.

Así fue como empezó…

Ese Ser eres tú. Tú, que estás casi a medio viaje hacia nuestro mundo visible, en el que nosotros te esperamos con amor y la vida te espera con todos sus regalos, colores y texturas.

Esa vez, la vida visible primaveraba de nuevo.
La primavera es esa época del año en la que la vida brota por todos los rincones.

Me gusta que estés creciendo en primavera, porque vas al mismo ritmo que la naturaleza. Y así, cuando veo los brotes de los árboles, las flores y los campos, pienso que tu vida brota con la misma fuerza.
Y me gusta.

La próxima primavera tú ya lo verás con los ojos físicos. Yo, si puedo, aunque tú no lo entiendas del todo, te lo explicaré, te lo enseñaré… para que lo sientas.

Quisiera explicarte tantas cosas… tienes tantas cosas para ver, oler, tocar, oír, sentir…Tienes toda tu vida por delante, tu cuaderno lleno de páginas en blanco para escribir…

En la vida de aquí fuera, tenemos tiempo. Tiempo y espacio.
Tú ya estás dentro de esas dos dimensiones. Por eso sabemos la probable fecha de tu llegada.
Al estar sujetos a las leyes del tiempo, los hombres, para no perdernos, lo medimos y lo dividimos en muchas partes: siglos, años, meses, semanas, días, horas, minutos, segundos...

Actualmente estamos en el año 2014 de nuestra era, y es el año en el que tú vas a nacer.

Para nosotros tú vas a hacer grande este año. Va a ser un año de ternuras y brotes de vida. Un año de cambios y tiempos felices.
Cada día que pasa tú tienes un día más de vida. Y a nosotros nos queda un día menos para poder abrazarte.

Como te he dicho antes, aquí también tenemos espacio. Y también se puede medir.
He de decirte que tanto el tiempo como el espacio son un tanto extraños. Y lo son porque a veces nos parecen contradictorios: a veces, un año puede parecer muy corto y otras, un minuto, muy largo.
Ya te he dicho que son un poco extraños.

Al estar en una dimensión con espacio, tenemos arriba y abajo.
Arriba es lo que nosotros llamamos cielo. Y en el cielo están las estrellas, el sol, la luna, las nubes, el aire…

Las estrellas son preciosas y los hombres nos guiamos muchas veces por su luz. Yo tengo la creencia de que tienen música. Le llamo la música de la luz de las estrellas. Es muy dulce. Un día la oirás. Seguro. Y seguro que te gusta.

Hay una estrella especial. Se llama el Lucero del Alba, o la Estrella de la Mañana. Es la mensajera que nos anuncia el final de la noche y el principio del día. Es preciosa. Vive cerca de la Luna.

También tenemos el sol. El sol es la estrella que está más cerca de nosotros. Por eso se ve tan grande. Porque cuando las cosas están cerca, se ven más grandes. Es la estrella que nos da la luz del día. Y nos da vida. Hace que veamos las cosas muy bonitas, porque podemos ver los colores.

Cuando el sol se va a dormir, el cielo se llena de lucecitas. Esas lucecitas son las estrellas. Tienen nombre y luz propios. No lo sé seguro, pero yo pienso que hay estrellas que son suspiros y bostezos que hace el sol mientras duerme entre las nubes.

Las nubes también son muy bonitas y juguetonas. Pueden moverse o dejarse llevar por el viento, que es invisible, que quiere decir que no se ve con los ojos de la cara. Cambian de forma y de color y tienen mucho espacio para desplazarse.

Las nubes están hechas de vapor de agua y a veces, jugando, yo creo que con las risas, hacen más vapor de la cuenta, y se llenan tanto que tienen que dejar caer el vapor de agua que les sobra. Entonces cierran los ojos y a través de sus pestañas cae agua abajo. Nosotros decimos que llueve.

Si mientras llueve de día el sol se asoma a mirar, en el cielo hay una fiesta. Entonces ponen una especie de guirnalda enorme que se llama Arco Iris. Tiene todos los colores y una forma muy bonita.
Te va a encantar.

En el cielo también está la luna. La luna es tan bonita que muchas personas están enamoradas de ella. Se despierta cuando el sol se va a dormir y se va a dormir cuando el sol se despierta.
La luna también cambia de forma. A veces es muy grande y redonda, otras como una ondita de plata muy fina, otras parece que le falte un trozo, y otras veces no se deja ver.

A veces, la luna que es tan variable, quiere jugar con el sol y entonces se queda durante el día con él en el mismo cielo.

Ahí arriba creo que todos juegan. Pero no te lo puedo decir seguro, porque el cielo está muy lejos y yo no he estado nunca allí.

Cuando alguien se queda mucho rato mirando al cielo, a veces dicen que se ha quedado encantado y que no se entera de lo que pasa aquí abajo. A mí me gusta mucho mirar al cielo y quedarme encantada. Si quieres, un día lo miramos y nos encantamos. Te gustará. Es muy divertido.

Eso es parte de lo que, aparentemente, tenemos encima de nosotros, lo que está arriba.
Nosotros estamos abajo.

Acaba de pasar un pájaro. Son tan bonitos los pájaros…
Ellos no caminan, vuelan. No tienen brazos y piernas como nosotros, tienen dos patas y dos alas que despliegan para planear y volar. Debe de ser muy bonito poder volar y ver todo desde arriba.
El vuelo de los pájaros es una especie de danza.

Otro rato te contaré lo que es una danza. Aunque tú, ahora ya estás viviendo la danza de la vida.

Tú no tienes alas en el cuerpo, o sea que no podrás volar. Tendrás que aprender a caminar. Aunque con la mente sí que podrás volar, porque la mente es libre. Y con ella podrás viajar a donde quieras y recorrer muchos mundos.

Abajo tenemos, básicamente, el suelo que pisamos, las cosas que podemos tocar. Y está muy adornado. Tenemos flores, árboles, montañas, mares, animales...

Quiero hablarte de las flores. Las flores son unas plantas preciosas que crecen de unos granitos muy pequeños que se llaman semillas. Las hay de muchos colores, tamaños, olores, texturas… El aire, que muchas veces hace el trabajo de sembrador, transporta las semillas de un lado a otro y hace que crezcan flores hasta en los sitios más ásperos.
Las flores, a veces, parecen frágiles, pero son muy fuertes. De todas formas, hay que tratarlas con mucho cuidado y cariño. A veces sólo viven un día, pero su camino hasta brotar, ha sido largo. Y eso hay que respetarlo. Debes de vigilar no pisar las flores que te encuentres en tus caminos.

Los árboles son como unas plantas muy grandes. Dan sombra, frutos, flores. Son grandes amigos que nos acompañan a veces durante toda nuestra vida.

Muchos árboles tienen mucha historia en sus raíces. Son adaptables al clima en el que están, flexibles para no romperse si están en una zona que hace viento y sólidos y firmes en las zonas estables. Son fieles a la tierra en la que están y, si el clima u otras circunstancias que a veces provocamos los hombres, les hacen tambalearse, buscan fuerza en sus raíces y se sujetan firmes a la tierra.
Para mí son grandes Maestros.

Verás que, muchos árboles, al llegar la primavera se visten de hojas para darnos sombra en verano. Si no nos dieran sombra, tendríamos mucho calor. Luego, cuando llega el otoño las dejan caer, dejando una alfombra dorada en nuestros suelos. Así protegen a sus hojas del frío del invierno y nos quitan el manto que tapaba el sol, dejando que pase el calor del sol durante el invierno. En invierno hace frío.

Quiero también contarte qué es el mar. El mar es como el cielo, pero está abajo y tiene sonido y movimiento. Y es de agua. Es inmenso. Suele ser azul, y a veces un poco verdoso. Y huele a salado.
Se mueve rítmicamente mientras va haciendo unos dibujos que se llaman olas que saltan y emiten un sonido relajante y atrayente.

Yo divido el mar en tres partes: orilla, mar y raya. La orilla es el sitio donde se mezclan la tierra y el mar, donde acaban las olas.
El mar es todo el trozo de agua con bailes de olas y sonidos.
Y la raya es una línea horizontal que está al final del mar y que parece que se junte con el cielo. Esa raya tiene una magia especial cuando la miras, y parece que sea el final del mar, pero no lo es.
Eso forma parte de su misterio.

Me acabo de dar cuenta de que te estoy hablando de colores, tamaños, olores, sabores, sonidos, texturas… y tú no sabes todavía lo que son. Los conocerás cuando aprendas a desarrollar tus sentidos.

Tanto para ti como para nosotros, eso será un descubrimiento maravilloso. Es muy divertido ver, oír, tocar, oler y chupar las cosas. Cuanto más lo haces, más aprendes y más conoces. Y también sientes más cosas bonitas.

También tendrás que aprender a ver y mirar, que no es lo mismo.
Te conocerás y reconocerás. Sabrás que tienes brazos y piernas.
Aprenderás a coger cosas, a gatear, a caminar…
A la vez, aprenderás a oír y a escuchar, que tampoco es lo mismo.
A emitir sonidos y a comunicarte.

Y, una cosa muy importante: aprenderás a distinguir la ternura en las voces, y disfrutar de las caricias. Y algo que a todos nosotros nos hará muy felices: aprenderás a sonreír.
La sonrisa es un gesto que se hace con la cara, pero que sale de dentro de la persona.
Es algo así como cuando habla el alma. Pero como que el alma no tiene voz, a veces se expresa con la sonrisa.

Quisiera explicarte también que existen muchas cosas que no se ven con los ojos de la cara, por ejemplo, los sentimientos. Ellos son como las semillas o la música de nuestras almas, son los que nos hacen vibrar por dentro y consiguen que nuestra cara, nuestros ojos y nuestras acciones tengan un color u otro.

Entre todos los sentimientos, el que más me gusta a mí, el que me parece más grande y el que más acaricia el corazón, es el del amor. Conócelo.

A medida que tu cuerpo crezca, es muy importante que crezca tu capacidad de amar y de sentir el amor. Es lo que te enseñará a caminar por la vida que estás empezando. Y será la mejor semilla que puedes llevar en el corazón. Es muy importante que lo sientas y que lo transmitas hasta la más recóndita de las células de tu cuerpo y hasta el último rinconcito de tu alma.

Te podría contar muchas cosas más… pero tú ya sabes muchas.
Y otras muchas las tienes que ir descubriendo tú, caminando tu camino.
Sólo decirte que puedes estar muy feliz, porque aquí, en el mundo visible, te espera mucho, mucho amor.

Y recordarte cómo empezó todo…

Había una vez un Ser que salió de la Estación de la Vida Invisible, aquella que está en una dimensión fuera del Tiempo y el Espacio, con destino a la Estación de la Vida Visible, la que está dentro de una dimensión con Tiempo y Espacio.
Ese Ser ya era. Y ya tenía esencia propia. Ya conocía muchos secretos de la vida y del amor y sabía leer entre las líneas del Tiempo.

Había emprendido el viaje con la semilla de la Sonrisa de la Luz
en su Alma. Y sabía que esa semilla germinaría en su corazón y daría frutos de amor que tenía que esparcir y sembrar en su viaje por los corazones al llegar a la Estación de la Vida Visible... esa que tiene Tiempo y Espacio.

Y esa vez, el Ser viajaba de nuevo con equipaje propio. Y, como todos los seres que nacen a la Vida Visible, viajaba para cumplir y dejar escrita su Misión Personal. Para ello, antes de iniciar el Viaje, había recibido los Dones y las Herramientas para que su Alma pudiera cumplir su Misión Personal: esparcir esos dones en su viaje por los corazones y sembrar su camino con semillas de amor.

Así fue como empezó…

Había una vez en la que yo quería contarte un cuento.
El que contara la historia más hermosa del mundo.
Esa vez es esta vez.
Y ese cuento es para ti.

Vicky Manzano
Sant Jordi 2014