martes, 9 de octubre de 2018

LAS MADRES NO PARIMOS HIJOS PARA LA MUERTE


Las madres no parimos hijos para la muerte

Las madres no parimos hijos para la muerte…

Hace tiempo que quiero decirlo. Fuerte. Grande. Desde lo más profundo de mi sentir.

Dentro de 9 días, hará 3 años que murió Elisabet, mi hija mayor.
3 años ya… Y sólo 3 años…

El tiempo y el espacio siempre me han resultado dos conceptos muy difíciles de entender y en los que frecuentemente me siento extraña. Y ahora, todavía más. Porque no he conseguido ubicarme en ninguno de los dos.

Y, después de estos 3 años, medidos con esos parámetros nuestros que, a veces, me parecen absurdos y, después de miles de reflexiones, de noentendimiento de la vida, del rompimiento de todos los esquemas mentales, personales, espirituales y afectivos, de vivir el dolor más profundo que puede vivir una madre, tengo necesidad de empezar a hablar del tema.

Ante todo, quiero decirlo muy fuerte. LAS MADRES NO PARIMOS HIJOS PARA LA MUERTE.
Los parimos para la vida.

Los sabemos frágiles, porque están hechos de sueños e ilusiones. Y tanto los sueños como las ilusiones son como pompas de jabón en un mundo inmaterial que hay que tratar con absoluta exquisitez.
Y, a la vez, los sabemos fuertes. Muy fuertes. Porque tienen la fortaleza del amor.

Miles de instantes pensando en ellos, dándoles la mano de nuestro corazón para venir a la vida visible.
Miles de sueños pensando en su vida, sintiéndolos crecer en ese espacio que sólo ellos y nosotras compartimos durante 10 lunas.
Ese espacio dulce de amorinfinito. Ese tiempo en el que somos cuencos de vida donde se crea el cordón irrompible de madre-hij@…

Cantándoles nanas para que las reconozcan cuando salgan a la luz.
Acariciándolos a través de nuestra piel y comunicándonos con y sin palabras.
La espera más dulce del mundo…
Pensamos… soñamos… vibramos con ellos… Y por ellos.
… … …

Y, en ningún momento pensamos para ellos ningún futuro que esté al margen de la vida. En ningún momento.

Pensamos en su vida sin nosotros. Pero nuestra vida sin ellos es impensable, noimaginable. E, ilusos nosotros, pensamos que imposible.

Pero la vida, tan caprichosa ella, tan absolutamente ajena al sentir humano… y caminando con el azar en una mano y la muerte en la otra, de vez en cuando, mira para otro lado y deja que la maldita, eterna y segura muerte, se lleve a nuestros hijos.

No creo que exista en nuestro plano material dolor más grande que este.
Y una parte de nosotras, irremediablemente… muere. Se va con ellos.
Y empieza la gestación más difícil del mundo. La de gestar y parir haciadentro. La gestación más dura. El parto más duro. El desparir de la vida de un hijo.
Un parto rompedor, sangrante, inentendible y en soledad.
… … …

Un día escribiré sobre la gestación de un hijo muerto. Sobre parir de nuevo, comunicarse de nuevo, sentirlo de nuevo, soñarlo de nuevo… desde el amorinfinito que nosuneporsiempre.

Hoy quería decir que 3 años no es nada. Que, visto lo visto, 6 años no es nada, ni 10, ni 15.... Que la vida de una madrehuérfana es permanente.
(Huérfana: 2ª acepción de la RAE: adj. poét. Dicho de una persona a quien se le ha muerto un hijo. Ya en la Grecia antigua, tenía también ese segundo significado).

Hoy quería decir que cuando hablo de mis hijos, lo más grande de mi vida, la melodía de mi corazón, los gestos de mi sentir y el color de mi ternura, hablo de mis tres hijos. TRES. Porque siempre tendré tres hijos. Da igual donde estén. Son mis hijos. O, más exacto… soy su madre. De los tres.

Seguiré escribiendo sobre el tema. Necesito hacerlo.

Mi hija no ha desaparecido en la niebla. Mi hija existe. No se ha ido. No nos ha dejado (jamás lo hubiera hecho). Mi hija se ha muerto. Pero vive en mí y en los que la queremos.

Quiero pedir que me dejéis hablar de mi hija. Que no os dé miedo. El miedo es no aceptar la realidad de la vida, efímera ella… y no aceptar que, a veces, se nos escurre como la arena del mar entre las manos.
Y, como todas las madres que están en mi situación, yo siempre hablaré de mi hija. Y siempre diré que soy madre de tres maravillosos hijos.

Necesitamos abrirnos a la vida aceptando su finitud. Aunque duela. Aunque duela con el dolor más grande que creo que puede existir en el mundo.

Abrirnos a la vida y volar alto, trascender el sentir al mundo no visible es también, crecer en el amor. Y, nos guste o no, amar muchas veces supone renuncia. Esta es la renuncia más grande, la más rompedora. Pero ignorarla, no mirar a la cara a la muerte, rompe mucho más.

Quiero dar las gracias a todas las personas que, durante este tiempo eterno de la noche más oscura, me han escuchado, acompañado, noentendido, amado, consolado… y han acariciado mi sentir con su amor, sus palabras y/o sus silencios. Y a las que lo seguirán haciendo.
Todos ellos han hecho que sean cada vez más conocidas las margaritasamarillas, las de las personas fuertes.

Gracias Elisabet. Gracias hija por tu vida.

La mejor forma que he encontrado para honrar la vida que a mí me gustaría que tú vivieras, es vivirla y respirarla desde el amor y sonriendo doblemente.
Por mí y por ti.

Y para Martí, tu hijo, la vida de tu vida.


                                                                                                       Mami


                                                                                                       Octubre de 2018.




3 comentarios:

  1. Que puedo decir?es el peor de los partos,el parir la ausencia de un hij@,nadie tendria que pasar por esto;pero pasa y os ha pasado a vosotros,y me enorgullece poder ser tu amiga,vuestra amiga para aprender a llevar este dolor,y yo siempre te escuchare y estare para oir hablar de tus tres hijos;e intentare ayudarte y darte mi mano para acompañarte hasta donde yo pueda.Abrazos mi niña

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  2. Sin palabras ... emocionada por tanto amor y tanto dolor

    Un abrazo enorme !

    Laura

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