Había
una vez…
… la vida, que, caprichosa
ella, caminaba de la mano del azar
y el amor, que, generoso él,
iba siempre con el corazón en la mano.
Y había una vez en la que la vida y el amor… se miraron
y vieron que querían caminar juntos.
Y así fue, y sólo así, como empezaron a caminar juntos la vida y el amor:
con el corazón en una mano y el azar en la otra.
Y así fue, y sólo así, como la
vida y el amor, con las manos
que les quedaban libres, se unieron…
… … …
Y pasó que hubo muchas, muchas, muchas, muchas, muchas veces…
Infinidad de veces…
Y pasó que todas esas veces, la
vida y el amor se volvieron a
mirar.
Y pasó que, siempre que se miraron, la vida y el amor decidieron
seguir caminando juntos.
Con el corazón en una mano.
Y sabiendo que el azar, permanentemente juguetón, haría de las suyas.
Eso pasó desde que la vida y
el amor se miraron y decidieron
caminar juntos para siempre.
Porque había una vez que
estaba tan llena de veces de vida.
Estaba tan llena de veces de amor,
que consiguió hacer malabares con los dos para que, un día, se pudiera contar
que…
Había
una vez…